El patriótico 2 de Agosto de 1810

Patricio León Baquero

wbpleon@gmail.com

Si bien las ideas libertarias influenciadas por la Ilustración y la Revolución Francesa circulaban con alguna profusión entre la intelectualidad criolla de la América hispana desde finales del siglo XVIII, fue durante la primera década del siguiente siglo cuando empezaron a cristalizarse los empeños libertarios de los criollos; y es que, pese a ser hijos de españoles, nunca recibían el mismo trato que los provenientes de la península Ibérica.  Podría decirse que por sobre los dictados de la ley, en la práctica existían súbditos de sus majestades, unos de primera y otros de segunda.

Los Próceres de la Independencia, particularmente Francisco de Miranda, al igual que Eugenio Espejo, Juan Pío Montúfar, Antonio Nariño, así como el Libertador Simón Bolívar y otros personajes que tuvieron participación directa en los procesos libertarios de las colonias hispanas en el continente americano, enarbolaron como propios los postulados de la Revolución Francesa, esto es, los principios de libertad, igualdad y fraternidad, los cuales resultaban altamente subversivos para las monarquías vigentes en España y el resto de Europa, así como para las autoridades y funcionarios que ejercían labores gubernamentales, eclesiásticas o militares en representación de la Corona en territorios americanos.

Francia, que constituyó la Primera República en 1792 tras la destitución del Rey Luis XVI, pasó al establecimiento del Imperio Napoleónico en 1804.  Pocos años después, en mayo de 1808, se produce la invasión a España por el Imperio Francés.  A las colonias americanas la noticia llegó con el retraso que las condiciones de esos tiempos lo permitían, particularmente a la muy lejana Presidencia de Quito. “El 6 de octubre de 1808 el cabildo de Quito recibe las noticias de la invasión napoleónica a España y las Capitulaciones de Bayona, por las que Fernando VII abdicó la corona en el emperador francés Napoleón Bonaparte”.[1] Momento que fue aprovechado, dada la guerra de independencia que España empezó a librar contra Francia en el continente europeo, por los independentistas hispanoamericanos que habían venido desarrollando movimientos insurgentes al amparo de sociedades secretas, como lo fue “La Escuela de la Concordia”, vinculada a un núcleo de patriotas que, a decir del prolífico historiador Jorge Núñez Sánchez (+), habían sido iniciados en la masonería en años recientes: “En el caso del virreinato de la Nueva Granada, las primeras logias nacieron vinculadas a la causa de la Independencia, siendo la primera de ellas la fundada en Bogotá por el neogranadino Antonio Nariño y el francés Luis de Rieux, llamada «El Arcano Sublime de la Filantropía»,  donde se iniciaron los masones quiteños Juan Pío Montúfar y Eugenio Espejo.

En 1792, tras volver a su país natal, Espejo y Montúfar se abocaron a la tarea de constituir la «Escuela de la Concordia», concebida como una sociedad secreta destinada al cultivo del libre pensamiento y la promoción de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad. Contaron para ello con la colaboración de otros dos ilustrados quiteños, iniciados masones en el Oriente de Francia: Miguel de Gijón y León, Conde de Casa Gijón, y su sobrino Joaquín Sánchez de Orellana, Marqués de Villa Orellana”.[2]

Pese a la temprana muerte de Espejo en 1795, las ideas libertarias fraguaron en otros quiteños, quienes promulgaron, el 10 de agosto de 1809 el inmortalizado Primer Grito de la Independencia.

En las primeras horas de la mañana del día mencionado, en un complot bien organizado, los patriotas sorprendieron a los comandantes españoles de la guarnición de Quito y sitiaron el Palacio Real, con el fin de entregar al presidente de la Real Audiencia, el Conde Ruiz de Castilla, el oficio mediante el cual se lo cesaba en funciones. El apoyo de la soldadesca de la guarnición colonial al pronunciamiento patriota, inclinó la balanza para el triunfo, ya que plegaron a ella sin ningún enfrentamiento armado. La tropa se formó en la Plaza de la Independencia, al mando de Salinas, cerca de las cinco de la mañana. El doctor Antonio Ante, emisario de los conjurados se presentó, conforme el relato del historiador Pedro Fermín Cevallos, en el Real Palacio antes de las seis de la mañana y exigió que despertaran al presidente de la Real Audiencia, para entregarle un documento cuyo tenor fue:

«El actual estado de incertidumbre en que está sumida la España, el total anonadamiento de todas las autoridades legalmente constituídas, y los peligros a que están expuestas la persona y posesiones de nuestro muy amado Fernando VII de caer bajo el poder del tirano de Europa, han determinado a nuestros hermanos de la presidencia a formar gobiernos provisionales para su seguridad personal, para librarse de las maquinaciones de algunos de sus pérfidos compatriotas indignos del nombre español, y para defenderse del enemigo común. Los leales habitantes de Quito, imitando su ejemplo y resueltos a conservar para su Rey legítimo y soberano señor esta parte de su reino, han establecido también una Junta Soberana en esta ciudad de San Francisco de Quito, a cuyo nombre y por orden de S. E. el Presidente, tengo a honra el comunicar a US. que han cesado las funciones de los miembros del antiguo gobierno.- Dios, etc.- Sala de la Junta en Quito, a 10 de agosto de 1809.- Juan de Dios Morales, Secretario de lo Interior» [3]

El triunfo inicial de la asonada quiteña, pronto fue reprimida por las huestes reales enviadas desde Nueva Granada y Lima; solo las ciudades más cercanas como Ibarra, Ambato y Riobamba respaldaron el pronunciamiento quiteño cuyos líderes y participantes empezaron a ser perseguidos por las fuerzas realistas y, luego de algunas escaramusas y combates el 24 de octubre de 1809 se vieron obligados a devolver el poder al depuesto Ruiz de Castilla.

Inmediatamente se instalaron sendos procesos penales que terminarían con el encarcelamiento de la mayoría de los patriotas; sin embargo, la chispa había encendido la mecha y muy pronto empezaron a aparecer grandes señales de descontento social como la Revuelta del 20 de julio de 1810 en Santa Fe de Bogotá.

Frente al ambiente enrarecido y pesado que vivía la ciudad de Quito, ante una mayoritaria dosis de descontento por los juicios parcializados, se enviaron los expedientes a Santa Fe de Bogotá, con la esperanza de que pronto llegasen las sentencias de muerte para los sublevados.  Mientras tanto, se sabía que estaba viajando hacia Quito Carlos Montúfar, quien había sido nombrado en España comisionado regio de Quito, y que probablemente absolvería a los patriotas enjuiciados. No obstante, la tensión aumentaba entre las tropas coloniales y los quiteños.

Ante los insistentes rumores de que se iba a ejecutar a los prisioneros, grupos de vecinos desarrollaron un plan para liberar a los presos.  El jueves 2 de agosto fue el día elegido y alrededor de las 2 de la tarde, con el sonar arrebato de las campanas de la Catedral, se inició el golpe de mano que pretendió liberar, sin éxito, a un importante grupo de patriotas que fueron masacrados, en algunos casos, frente a sus familiares más cercanos.

Masacre de los héroes. Museo de cera en el Cuartel Real de Lima.

 

La desigualdad de fuerzas; pues, más Masacre de los héroes. Museo de cera en el Cuartel Real de Lima.de 2000 soldados estaban en Quito en esos días, hizo imposible para el afán y la valentía de los patriotas la toma del “Cuartel Real de Lima”, lugar donde se encontraban prisioneros los héroes del 10 de agosto, habiendo sido masacrados en manos de las fuerzas realistas, entre otros:  “el coronel Salinas, Morales, Quiroga, Arenas, tío de (Vicente) Rocafuerte, el presbítero Riofrío, el teniente coronel don Francisco Javier Ascásubi, don Nicolás Aguilera y don Antonio Peña, el capitán don José Vinuesa, el teniente don Juan Larrea y Guerrero, el alférez don Manuel Cajías, el gobernador de Canelos don Mariano Villalobos, el escribano don Anastasio Olea, don Vicente Melo, uno de apellido Tovar y una esclava de Quiroga que estaba encinta; fueron las víctimas impíamente sacrificadas.” [4]

Una vez consumada la masacre de “los complotados”, como se llamaba a los patriotas, la soldadesca sedienta de sangre atacó a bala y bayoneta a los transeúntes, no importando si eran jóvenes o viejos, mujeres u hombres.  El total de víctimas se desconoce con exactitud, pero de habla de entre 200 a 300, más o menos el 1% de la población de la ciudad de Quito de ese entonces, sin contar con los numerosos daños materiales provenientes del saqueo que varias de las más ricas familias quiteñas, así como muchos negocios sufrieron por parte de la soldadesca realista, sin que ninguna autoridad o magistrado demuestre la más mínima intención de detenerlos en sus desmanes.

Con sangre y muerte pagó Quito un alto precio por la valiosa gesta del 10 de agosto y su cruel desenlace casi un año después.  La masacre de los héroes del 2 de agosto de 1810 fue uno de los acontecimientos que llevarían al Libertador Bolívar a la declaración de “Libertad o Muerte de 1813”.

Hoy, cuando la Patria suele verse mancillada por tiranuelos o por políticos corruptos que usan el poder exclusivamente para sus propios intereses personales o corporativos, viene bien el rememorar estas gestas heroicas desarrolladas por gente común, como cualquiera de nosotros, pero que tuvieron un gran sentimiento de amor patriótico hasta su propio sacrificio.

[1] Gomezjurado Zevallos, Javier.  “Quito: historia del cabildo y la ciudad” 2015

[2] Núñez Sánchez, Jorge “Fuerzas sociales e ideologías contrapuestas en la construcción del estado nacional ecuatoriano”. Revista Ecuatoriana de Historia N° 19.  2003.

[3] Fermín Cevallos, Pedro. “Resumen de Historia del Ecuador Tomo III Cap.I”. P. 194

[4] Idem.

Artículos Relacionados

Te podría también interesar

Tres asambleístas correístas investigadas

EES-Noticias QUITO.- La asambleísta correísta Marcela Aguiñaga confirmó hoy en el Pleno de la Asamblea que ella, Marcela Holguín y Gabriela Rivadeneira son investigadas por la Fiscalía por el presunto delito de instigación. La fiscal general, Diana Salazar, señaló ayer en la Comisión que analiza los hechos del paro nacional que existe un proceso abierto en contra de tres legisladores, […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Share This
×

Hola!

Click para conversar con uno de nuestros redactores o envia un mail a:  miguelsolz@hotmail.com

× ¿Cómo puedo ayudarte?
A %d blogueros les gusta esto: