¿Puede vivir la educación sin economía? No. ¿Puede vivir la economía sin educación? A lo mejor, aunque podemos imaginar las precarias condiciones. Estas preguntas que caen en la categoría del absurdo, se prestan para el momento crítico que vive nuestro país. Parálisis en la economía con atisbos ligeros de reactivación, y una educación regresiva en componentes, sean materiales o inmateriales.
Desde el punto de vista de las prioridades, las dos deberían ser sustanciales, cultivadas y desarrolladas con todo esmero en función de un bien común. Aunque llegado un punto la economía busque en el mercado otras capacidades y aplicaciones que diferencien a los grupos sociales.
Para el momento actual se lleva un proceso basado en nuevas tecnologías, requiere el diseño de plataformas y software educativos, capacitaciones en estudios virtuales, tanto a docentes como a padres de familia, con lo que el modelo se complica sin solidaridad desde las mismas bases, porque desde el Estado no hay compromiso ni señales inmediatas de lograrlo.
Más economía, reactivación de negocios y regularización de los mercados parece ser la normalidad creada, a partir del precepto de que hay que generar riqueza para distribuirla y la educación reciba una parte, su parte, la obligatoria.