Desempolvando documentos del ayer de Manta.

 

Libertad Regalado Espinoza

lire2653@gmail.com

A partir de hoy tendremos este espacio dedicado a reconstruir la historia de Manta; un trabajo que lo realizo como una retribución a este puerto maravilloso, convertido en mi otro hogar, donde desde hace 28 años habito.

Los documentos son de primera mano, muchos de ellos copias de archivos que reposan en: Archivo General de la nación-Lima; Archivo General de la Nación- Bogotá, Archivo Nacional del Ecuador, Archivo Histórico del Banco Central del Ecuador, Archivo Arzobispal de Lima, Archivo Arzobispal Cuenca, Archivo Histórico del Guayas, Archivo histórico Municipal Camilo Destruge del Municipio de Guayaquil; artículos científicos y libros de historia.

SIGLO XVI

Relación que realiza Fray Reginaldo de Lizárraga[1] sobre Manta:

“Este reino, tomándolo por lo que habitamos los españoles, es largo y angosto; comienza, digamos, desde el puerto, o por mejor decir playa, llamado Manta, y por otro nombre Puerto Viejo.

Los indios deste puerto son grandes marineros y nadadores; tienen balsas de madera liviana, grandes, que sufren vela y remo; los remos son canaletes; visten algodón, manta y camiseta; desde este puerto, enviando los navíos que vienen la  vuelta de tierra, salen con sus balsas, llevan refresco que venden, gallinas, pescado, maíz, tortillas biscochadas, plátanos, camotes y otras cosas. Tienen las narices encorvadas y algún tanto grandes; diré lo que vi, porque pase por donaire: cuando veníamos navegando cerca del puerto llegó una balsa con refresco; diósele un cabo; traía lo que tengo referido; un criado de mis padres, rescatando algunas cosas destas, y no queriendo el indio que era el principal piloto de la balsa (hablan un poco nuestra lengua) quebrar de la plata que pedía por el refresco, díjole: ¡oh qué pesado eres; no pareces sino judío! En oyendo esto el indio, saltó del navío en su balsa; larga el cabo y vira la vuelta de tierra; ni por muchas voces que se le dieron para que volviese, no lo quiso hacer; tan grande fue la afrenta que se le hizo y tanto lo sintió”.

Lizárraga decribe la famosa “balsa manteña” con velas y remo, su forma de vestir con ropas de algodón, lo que confirma la tradición textil de estos pueblos, que Pedro Pizarro comentaría cuando habla sobre la ropa usada por Atahualpa. Han pasado varios siglos de esta relación, nuestros cholos siguen siendo “grandes marineros y nadadores” no se ha dejado de elaborar la chicha de maíz (bebida a la que se refiere) las “tortillas biscochadas” (pan seco de maíz); sigue siendo parte de la agricultura el  maíz, los plátanos, camotes; y como productos de la alimentación las gallinas, pescado. Muy importante acotar la forma de ser de estos habitantes relatada por este sacerdote; al parecer esto lo llevamos en los genes: somos hospitalarios, pero no soportamos un desaire. Hasta muy pronto.

 [1] Descripción breve de toda la tierra del Perú, Tucumán, Río de la Plata y Chile. Por Fray Reginaldo de Lizárraga, (1545-1615)

 

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