Miguel Ángel Solórzano Z.
Danna Solórzano, de 7 años, cerca de las 19h00, se alista con su licra y blusa para dirigirse a un improvisado gimnasio familiar y tomar sus clases de Taekwondo diarias.
Al igual que Danna, muchos menores, confinados por el tema de la pandemia y al pasar entre clases virtuales y la rutina, han encontrado en el deporte el relajamiento y han sacar la carga diaria del encierro.
El confinamiento está pasando factura a la salud de los niños, sobre todo de los más pequeños.
“Están sufriendo una cantidad de estrés anormal que tendremos que ayudarles a mitigar si no queremos que enfermen y una de las terapias positivas es el deporte”, advierte la estudiante de Psicología Bertha Rodríguez.
Los niños, como muchos adultos, llevan confinados mucho tiempo y esto estaría afectando a todas las áreas clave del neurodesarrollo de la primera infancia (hasta los 7 años): desde el movimiento, a las relaciones sociales, el juego o el aprendizaje, muy principalmente.