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Como por arte de magia, aplicaciones como Shazam, SoundHound o el mismo Google Assistant pueden reconocer canciones que pones a sonar en frente de ellas. Sin embargo, para que esto pueda ser posible existe un proceso que es muy poco conocido y hasta puede resultar complejo.
Estas aplicaciones comparan la información que le entregas, con una base de datos. Por ejemplo, el creador de Shazam, aplición que compró apple, publicó un escrito en el que explicó, a través de un espectograma cómo se podía comprobar la huella digital única de cada canción.
En realidad, estas aplicaciones se basan en lo que conocemos como espectrografía, o espectroscopia, es decir, al conjunto de conocimientos relativos al análisis espectroscópico. Cuando se produce cualquier sonido, nosotros podemos oírlo porque las partículas que se encuentran entre nosotros y la fuente de ese sonido se mueven, vibran.
Cuando decimos que estas partículas se mueven, nos referimos a que generan ondas, que van de un lado para otro. La cantidad de veces que esas partículas se mueven de un lado para otro se denomina frecuencia, y seguro que todos hemos oído hablar de la frecuencia de un sonido, ¿verdad? Pues la espectrografía, en este caso, se dedica a medir la frecuencia de los sonidos en un determinado espacio de tiempo.
Cada sonido tiene una frecuencia diferente en cada momento, y eso nos permite diferenciar, sobre un espectrograma, qué sonidos están sonando.
¿Cómo se sabe qué canción está sonando?
Comparando. En realidad, es como tomar una «radiografía» y compararla con otras radiografías de sonidos que teníamos ya guardadas, pudiendo saber así cuál de todas coincide con esa. Pues así es exactamente como funcionan Shazam y otras aplicaciones.
El algoritmo
Un algoritmo, en realidad, no es más que una manera de realizar un procedimiento. El algoritmo de Shazam debe estar en constante mejora. ¿Por qué? Porque deben trabajar para conseguir que el sistema siga un camino que le permita encontrar la canción aun más rápido. Y es que uno puede pensar que una vez entendido lo de lo espectrogramas y completada la base de datos de canciones, ya está todo hecho, pero nada más lejos de la realidad. Pensemos que debe comparar el espectrograma con millones y millones de canciones. Sin embargo, el algoritmo es uno de los aspectos principales.
La base de datos
En realidad, lo más complejo de todo es la base de datos que almacena los espectrogramas de todas las canciones. Sabemos la dificultad que tiene crear un servicio musical que contenga toda la música del mundo. Spotify es uno de esos programas, pero todavía faltan canciones importantes en él.
Todo lo anteriormente explicado pasa en fracciones de segundo. Por eso cuando se sube algo a Facebook y YouTube y y te lo bajan tan rápido por derechos de autor, es altamente probable que haya pasado por una buena «Shazameada» (I)